Nuestra historia

Como decía nuestro padre, vivir en Barcelona es un privilegio que solo sabemos los que la vivimos. Cada barrio con sus particularidades y sus secretos. Tiene una medida humana, bañada por el Mediterráneo, coronada por la sierra de Collserola y flanqueada por el Llobregat y el Besós que la abrazan. Un clima muy amable que favorece la vida en la calle, en los parques y en las terrazas. Una capital cultural, cosmopolita y casera, donde disfrutar de una vivienda confortable es un valor intransferible.

Publicitat Olimpíada CulturalEn 1967 Inmobiliaria Laies levanta el primer edificio en la calle Alegre de Dalt, 101, en el barrio de la Salut, donde se ubicaría el primer despacho de nuestro padre, Jaume Majench Casiano, fundador y gerente de la empresa durante más de cuarenta años. La bautizó «Laies» en recuerdo de los layetanos, un pueblo íbero que habitaba la costa de Barcelona. Años más tarde fundó Inmobiliaria Aries, un nombre con las mismas vocales y los mismos objetivos: construir edificios, con pisos, locales y plazas parking, y más adelante apartamentos. Con la pasión de hacer las cosas bien hechas, pensando en las personas que iban a vivir allí, cuidando los detalles. Se rodeó de un equipo de profesionales que conocían su oficio y compartían la ilusión por cada nuevo proyecto que emprendían.

La construcción de una casa es como hacer una película, un largo proceso en el que intervienen muchísimas personas de diferentes oficios que no salen en los créditos, pero sin las cuales no se podría pasar a la siguiente fase. Primero hay que encontrar el solar idóneo, negociar y conseguir el dinero para financiarlo; hacer el proyecto -aquí empiezan los dibujos, la elección de los materiales y los presupuestos- seguir dibujando y haciendo los planos de la estructura y de cada vivienda, de las cocinas, los baños, las habitaciones, los armarios empotrados, las ventanas, la luz, la ventilación… es el momento de los detalles. Después toca conseguir los permisos y licencias, y entonces ya empieza la obra. Reuniones semanales con el arquitecto, el aparejador y el encargado de la obra, con los planos sobre la mesa y la puesta en común de la marcha de la obra. Siempre surgen sorpresas o imprevistos. Visitas regulares a la obra para ver sobre el terreno cómo va creciendo. Acompañado del encargado de la obra, el arquitecto y el aparejador, el Sr. Majench departía con el reducido equipo de albañiles titulares que ejercieron durante los cuarenta años en los que construyeron más de cuarenta edificios en diferentes barrios de Barcelona, siempre Barcelona.

Maó de plata

Una casa después de la otra. Trabajó con industriales y proveedores de materiales de proximidad y confianza. Se conocían, hacían largas reuniones antes de cerrar los tratos, cada obra era una aventura. El sello de la empresa, ladrillos vistos, ladrillos muy bien colocados, uno sobre el otro, sólidos y resistentes. Nuestros clientes, primero fueron compradores que muy a menudo se convirtieron en amigos para siempre, y después inquilinos de larga duración. Todos ellos son la mejor tarjeta de presentación de Inmobiliaria Aries.

Somos una empresa familiar, los hijos de Jaume Majench y Montse Pueyo, seguimos muy de cerca los avatares de la empresa, las vicisitudes que se presentan en la construcción de cada edificio. Todos hemos participado de cuanto ocurría en la inmobiliaria y, por supuesto, nuestro primer trabajo fue en el despacho o haciendo visitas en los pisos en venta, como Montse y Georgina. Anna y Jaume fueron más allá, sus estudios coincidieron con las necesidades de una empresa que se profesionalizaba y se transformaba para alcanzar la excelencia. Anna Majench se licenció en Derecho en la UB y es Administradora de Fincas titulada, y Jaume Majench se diplomó en Ciencias Empresariales en la UB. Ellos tomaron el relevo y son los profesionales que están al frente de Inmobiliaria Aries, avalados por la experiencia y el conocimiento del sector. Los podéis encontrar en el despacho de la calle Rosselló, con su equipo, Marisa Tardío y Rosa García.

Porque vivir en Barcelona merece compromiso y confianza.

Vivir en Barcelona
tiene su encanto.